martes, 14 de febrero de 2012

CLAVES PARA PENSAR NUESTRO CEREBRO

Jueves 09 de febrero de 2012 | Publicado en edición impresa
Cómo las neurociencias comienzan a cambiarnos la vida
Por Facundo Manes  | Para LA NACION 
El cerebro humano es la estructura más compleja en el universo. Tanto, que se propone el desafío de entenderse a sí misma. El cerebro dicta toda nuestra actividad mental -desde procesos inconscientes, como respirar, hasta los pensamientos filosóficos más elaborados- y contiene más neuronas que las estrellas existentes en la galaxia. Por miles de años, la civilización se ha preguntado sobre el origen del pensamiento, la conciencia, la interacción social, la creatividad, la percepción, el libre albedrío y la emoción. Hasta hace algunas décadas, estas preguntas eran abordadas únicamente por filósofos, artistas, líderes religiosos y científicos que trabajaban aisladamente; en los últimos años, las neurociencias emergieron como una nueva herramienta para intentar entender estos enigmas.
Las neurociencias estudian la organización y el funcionamiento del sistema nervioso y cómo los diferentes elementos del cerebro interaccionan y dan origen a la conducta de los seres humanos. En estas décadas hemos aprendido más sobre el funcionamiento del cerebro que en toda la historia de la humanidad. Este abordaje científico es multidisciplinario (incluye neurólogos, psicólogos, psiquiatras, filósofos, lingüistas, biólogos, ingenieros, físicos y matemáticos, entre otras especialidades) y abarca muchos niveles de estudio, desde lo puramente molecular, pasando por el nivel químico y celular (a nivel de las neuronas individuales), el de las redes neuronales, hasta nuestras conductas e interacción con el entorno.
Es así que las neurociencias estudian los fundamentos de nuestra individualidad: las emociones, la conciencia, la toma de decisiones y nuestras acciones sociopsicológicas. Todos estos estudios exceden el interés de los propios neurocientíficos, ya que captan la atención también de diversas disciplinas, de los medios de comunicación y de la sociedad en general. Como todo lo hacemos con el cerebro, es lógico que el impacto de las neurociencias se proyecte en múltiples áreas de relevancia social y en dominios tan disímiles. Por ejemplo, la neuroeducación tiene como objetivo el desarrollo de nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje, combinando la pedagogía y los hallazgos en la neurobiología y las ciencias cognitivas. Se trata así de la suma de esfuerzos entre científicos y educadores, haciendo hincapié en la importancia de las modificaciones que se producen en el cerebro a edad temprana para el desarrollo de capacidades de aprendizaje y conducta que luego nos caracterizan como adultos.
Al tratarse de un área fundamental para el conocimiento humano, resulta comprensible y necesario que los procesos de la neurociencia no queden solamente en los laboratorios, sino que sean absorbidos y debatidos por la sociedad en general. Si nos hacen un trasplante de riñón o de pulmón, seguimos siendo nosotros mismos. Pero si nos cambiasen el cerebro, nos convertiríamos en una persona distinta.
A pesar de la complejidad, la investigación en neurociencias ha arribado a conocimientos clave sobre el funcionamiento del cerebro. Un ejemplo de estos avances ha sido el descubrimiento de las neuronas espejo, que se cree que son importantes en la imitación, o el hallazgo de que las neuronas pueden regenerarse y establecer nuevas conexiones en algunas partes de nuestro cerebro, al tiempo que se pierden otras. Distintos estudios han permitido reconocer que la capacidad de percibir las intenciones, los deseos y las creencias de otros es una habilidad que aparece alrededor de los cuatro años; también, que el cerebro es un órgano plástico que alcanza su madurez entre la segunda y tercera década de la vida.
Las neurociencias, a su vez, han realizado aportes considerables para el reconocimiento de las intenciones de los demás y de los distintos componentes de la empatía, de las áreas críticas del lenguaje, de los mecanismos cerebrales de la emoción y de los circuitos neurales involucrados en ver e interpretar el mundo que nos rodea. Asimismo, han obtenido avances significativos en el conocimiento del correlato neural de decisiones morales y de las moléculas que consolidan o borran los recuerdos; en la detección temprana de enfermedades psiquiátricas y neurológicas, y en el intento de crear implantes neurales, que en personas con lesiones cerebrales e incomunicadas por años permitirán leer sus pensamientos para mover un brazo robótico.
Se vuelve evidente que, a partir de hallazgos como estos que han visto la luz en las últimas décadas, las neurociencias hayan despertado cierta expectativa de que finalmente entenderemos desde grandes temas, como la conciencia humana o las bases moleculares de muchos trastornos mentales, hasta temas cotidianos, como por qué la gente prefiere una gaseosa a otra. Sin embargo, debe haber un real debate sobre los hallazgos en el estudio del cerebro, sus limitaciones y las posibles implicancias y aplicaciones de la investigación.
En primera instancia, es importante que se reflexione respecto de qué preguntas se ha de abordar. Es decir, debemos discutir sobre cuáles son las preguntas relevantes y por qué lo son. Por ejemplo, algunos estudios se han enfocado en perfeccionar métodos de neuroimágenes a fin de detectar si una persona está mintiendo. Más allá del debate sobre la metodología de estos estudios, quizá, como primer paso, debamos preguntarnos: ¿qué es mentir? En distintos países se intenta utilizar la tecnología en neuroimágenes para determinar la culpabilidad o no de un acusado y, sin embargo, hay aún un gran debate académico-científico sobre qué significa ser responsable de las acciones propias.
Hace unos días regresé del exterior en avión y, al sobrevolar de noche la Capital Federal, pude observar con claridad las luces de la ciudad. Esa visión me permitió percibir la intensidad de la metrópolis, aunque obviamente me resultaba imposible auscultar las conversaciones, los sueños, las tristezas y las alegrías que sucedían siquiera en una de sus esquinas, sus casas o sus bares. Cabe entonces preguntarse si, cuando observamos un patrón de activación cerebral específico estamos viendo, por ejemplo, las bases neurales de la mentira o si, por lo contrario, estamos presenciando el modo en que el cerebro se activa cuando mentimos. Contrariamente a lo que puede interpretarse, las imágenes cerebrales no nos dicen si una persona está mintiendo o no: más bien, muestran ciertos estados de ánimo, como la ansiedad o el miedo que vienen asociados con la mentira. Esta sutil diferencia puede traducirse en destinos muy diferentes. Además, estas definiciones se basan en las estadísticas derivadas de los datos obtenidos mediante grupos de personas de tamaño variable, que fueron evaluados en su mayoría en un entorno de laboratorio. Dado el marco artificial, los márgenes de error y otras limitaciones inherentes, pareciera que la detección de determinados estados mentales no es tan fácil como se afirma a menudo. De allí que su uso en ámbitos tales como el sistema legal requiera de una reflexión conjunta y consensuada.
Como describe un editorial reciente de una revista científica, hay una creencia persistente que está alimentando una neuro-inspirada industria del marketing centrada en analizar las percepciones de los consumidores y los gustos y, a partir de eso, predecir su comportamiento. Empresas de "neuromarketing", por ejemplo, prometen la producción de "datos científicos irrevocables" revelando no lo que dicen las personas sobre los productos, sino "lo que realmente piensan".
Otro debate interesante es aquel que se propone acerca del uso de drogas que aumentan la capacidad cognitiva en personas sanas. La neuroética consiste en la reflexión sistemática y crítica sobre las cuestiones éticas, legales y sociales que plantean los avances científicos del estudio del cerebro. Se ocupa no sólo de la discusión práctica sobre cómo hacer investigaciones en esta área de manera ética sino que se interroga también sobre las implicancias filosóficas, sociales y legales del conocimiento del cerebro.
El estudio neurocientífico resulta apasionante, innovador y, más allá de sus alcances, ha logrado progresos que han sido claves para comprender mejor diversos mecanismos mentales críticos en el funcionamiento cerebral. Además, descubimientos en este campo han permitido una mejor calidad de vida para millones de personas con condiciones psicológicas, neurológicas y psiquiátricas.
El desafío científico es inmenso, ya que se formula muchas de las preguntas que desde siempre la civilización se ha realizado, como el origen del pensamiento, qué es la conciencia o si tenemos libre albedrío. Aunque aprendimos mucho de procesos cerebrales específicos, todavía no hay una teoría general del cerebro que explique su funcionamiento general e incluso, quizá, no la tendremos nunca -un reconocido neurocientífico decía que abordar la pregunta sobre cómo funciona nuestro cerebro es como intentar saltar tirándose de los cordones-. Sin embargo, el actual marco intelectual y metodológico es muy promisorio. Es fundamental que exista un diálogo entre las neurociencias y los diferentes dominios de la sociedad.
Resulta necesario y estimulante que distintas disciplinas y escuelas discutan cómo se aborda científica, intelectual y metodológicamente uno de los desafíos más fascinantes de nuestra época: pensar nuestro cerebro.
© La Nacion
El autor dirige el Ineco y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.

sábado, 11 de febrero de 2012

YOU TUBE, UNA HERRAMIENTA PARA LA SALUD... O PARA EL DESASTRE

Ángel Díaz | Madrid  Diario El Mundo
TECNOLOGÍA | Información en la Red
Muchos padres buscan información sobre las enfermedades infantiles.| J. Olivares
La mitad de los vídeos sobre temas médicos no son recomendables
Un proyecto noruego seleccionará los contenidos más adecuados
Actualizado lunes 26/12/2011 20:02 horas
Cada minuto se suben 48 horas de vídeos a YouTube. Muchos de estos documentos audiovisuales están relacionados con la salud: sólo en EEUU, distintos hospitales han colgado un total de más de 40.000 vídeos. El problema es que toda esa información, de gran utilidad para el público, ha de compartir espacio con un auténtico aluvión de recomendaciones confusas, erróneas o directamente malintencionadas.
El reto de un nuevo proyecto con sede en Noruega es crear una web que reúna todos los vídeos fundamentados en evidencias médicas, de modo que el usuario tenga la garantía de poder navegar sin miedo a ser manipulado o a encontrar contenidos que puedan ofender su sensibilidad, desde el fanatismo ideológico a imágenes explícitas de amputaciones o enfermedades.
"Hay 2.000 millones de personas en internet; eso significa que hay gente para todo", explica Luis Fernández Luque, investigador especializado en e-Salud y contenidos audiovisuales de la Universidad de Tromso (Noruega). Se estima que en torno a la mitad de los vídeos sobre salud tiene información correcta, pero la lógica de las búsquedas automatizadas provoca que sea más fácil toparse con los peores.
En busca de la polémica
"Hay más gente interesada en los vídeos polémicos que en los de calidad. Eso hace que los malos tengan más visitas y, por lo tanto, YouTube o Google te los pone primero. El problema es cómo está diseñado el algoritmo de búsqueda de YouTube", detalla Fernández Luque. Un modo de priorizar los resultados de búsqueda común a muchas otras plataformas, empezando por el propio Google.
"En nuestro proyecto de I+D estamos intentando hacerlo de otra manera y sacar los mejores vídeos de salud, aunque no sean los más vistos en YouTube", señala este investigador. El objetivo es destacar la credibilidad científica y el servicio público en contra del morbo, la conmoción o la sorpresa, cualidades que normalmente aumentan la visibilidad online de un vídeo.
"Si buscas vídeos de 'pie diabético' lo primero que te encuentras son amputaciones", lamenta Fernández Luque. "El más popular sobre la vacuna de la gripe es una teoría de la conspiración", continúa. "Hay gente que dice curar la esclerosis múltiple poniendo un 'stent' en la yugular, algo que no se ha conseguido comprobar de ninguna manera". Gozan también de popularidad los vídeos que vinculan vacunas y autismo, "cosa que está completamente descartada".
Recursos de calidad
Este experto en e-Salud recuerda, sin embargo, que también pueden hallarse "muchos recursos de calidad: en internet hay gente para todo". El problema es que a menudo llegan los contenidos más nocivos a las personas menos indicadas. Un caso ya conocido son las redes pro-anorexia, que también tienen una destacada presencia en YouTube.
"Con la colaboración de investigadores de Taiwan y Georgia estamos explorando cómo detectar automáticamente vídeos pro-anorexia", avanza Fernández Luque. Estos vídeos suelen tener un patrón común: imágenes de jóvenes extremadamente delgadas en un contexto idealizado y acompañadas de canciones que hablan de superación, esperanza o belleza.
Resulta curioso, desde el punto de vista sanitario, el criterio utilizado para la eliminación de estos contenidos: "Antes YouTube quitaba muchos vídeos por incumplimiento de derechos de autor en la música que usaban los vídeos pro-anorexia", explica Fernández Luque. "Ahora ya no, pues se reconoce automáticamente la canción y se ofrece la posibilidad de comprarla. Es triste, pero se mueve dinero con contenidos pro-anorexia", concluye.

QUERIDOS REYES MAGOS DE ORIENTE

Hace mucho que no les escribo. Pensarán que he perdido la ilusión. Así es. Cuando llega la Navidad,
cuando se acerca este hermoso y mágico día de Reyes, no puedo evitar llevar dentro de mí a esas
personas que sufren, que tienen hambre, que están solas. Es un sentimiento que me supera, que ni
siquiera soy capaz de controlar como debería.
Anoche, en la cama jugando a escribir esta carta, descubrí que en la lista de posibles regalos no
había más que cosas materiales. Me sobresalté. Mi carta no tenía sentido. Pensé: ¡qué magia es esta!
Pero casi al instante comprendí que el cariño, la compasión, ofrecer una sonrisa, el respeto, tender tu
mano, la comprensión, la tolerancia, compartir, y tantas y tantas cosas, no son cuestión de magia sino
de actitud, de la actitud de cada uno de nosotros ante los demás, ante la vida. Que lo verdaderamente
mágico es que disponemos de todos esos sentimientos, valores, dones, aquí, ahora, todos los días.
¡Qué alivio sentí!
Queridos Reyes Magos de Oriente:
No se me ocurre nada que pedirles, todo lo que deseo ya lo tengo.
FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO 2012

jueves, 9 de febrero de 2012

INSTAN A LA ONU A IMPLEMENTAR ESTRATEGIA GLOBAL CONTRA ENFERMEDADES MENTALES

Enero 18 del 2012
Solicitan mayor inversión
 
Expertos en medicina aseguraron que es necesario que las Naciones Unidas creen una agencia
Las enfermedades mentales y el abuso de drogas puede causar estragos en las sociedades y economías mundiales y la Asamblea General de la ONU debería dedicar una sesión especial a la materia, según declararon expertos mundiales de salud.
 
Todos los países del mundo se ven afectados por la carga de los trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias (MNS por su sigla en inglés), pero, a menudo, aquellos que los sufren enfrentan discriminación y abusos de derechos humanos, afirma un artículo publicado en la revista PLoS Medicina.
 
"Ha llegado el momento de reconocer en los altos niveles de desarrollo global, es decir en la Asamblea General de la ONU, la necesidad urgente de una estrategia global para la carga de los desórdenes MNS", afirma el artículo, cuyos autores principales son Vikram Patel, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine (Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres) y Judith Bass, de la John Hopkins School of Public Health (Escuela de Salud Pública John Hopkins) en Estados Unidos.
 
El artículo argumenta, además, que se necesita inversión en tres áreas claves: para expandir el conocimiento de los desórdenes de salud mental, para mayor acceso a programas de cuidado y tratamiento basados en evidencia, y para la protección de los derechos humanos.
 
Además, se podría elaborar una lista de principales necesidades que deben ser atendidas y los pasos a seguir en un "Estatuto Popular para la Salud Mental", en la que realicen aportaciones familiares, investigadores, responsables políticos y otras partes.
 
El artículo afirma que los desórdenes neuropsiquiátricos supondrán un gasto de 16,1 billones de dólares globales en las próximas dos décadas con un "impacto grave en la productividad y la calidad de vida" particularmente de la población mayor.
 
Un total de 25 millones de personas tienen demencia en todo el mundo, un número que se multiplicará hasta alcanzar los 80 millones en 2040, con casi un 75% de los pacientes dementes concentrados en países de ingresos bajos o medios.
 
Mientras tanto, los suicidios son responsables de un millón de vidas al año y casi un 4% de todas las muertes del mundo son atribuibles al alcohol.
La enfermedad mental también induce comportamientos arriesgados que terminan en enfermedades. "Los desórdenes depresivos incrementan marcadamente el riesgo de enfermedades no transmisibles, como diabetes, enfermedades cardiovasculares, derrames cerebrales y demencia", afirma el artículo.
 
"Los conflictos, los desplazamientos, la pobreza, la violencia de género y otros determinantes sociales incrementan el riesgo de trastornos MNS", añaden. "Los desórdenes MNS están, a su vez, asociados con un empeoramiento de las circunstancias sociales y económicas, estableciendo un círculo vicioso de pobreza y enfermedad", explican.
 
La mayoría de los gobiernos mundiales deberían de acordar que esta cuestión es lo suficientemente importante como para merecer una sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas, concluye el artículo.
 
"El hecho de que los trastornos MNS afecten a personas en todos los países debería de ser un incentivo para inversiones tanto del sector público como privado en esta iniciativa", afirma.
Tags:  ONU  salud mental  psiquiatría